Wednesday, January 17, 2007

El origen del mote "Erario Inagotable"

Para los que no se enteran, aquí un excelente post que Manu me hizo favor de hacer (merci! vous êtes l'homme le plus gentil que j'ai connus) en donde relata la historia.
Con ustedes, caballeros, Manuel:

"I

En una rutina sabatina que duró buena parte del segundo semestre de 2005, después de trabajar apuraba el tiempo para recorrer a mis anchas la librería Gandhi y la tienda Mixup contigua, en las Lomas de Chapultepec. Bajaba por Paseo de las Palmas y mediaba las cuadras que separaban Periférico del Starbucks de Polanco junto a la Cruz Roja, casi siempre para degustar un café venti del día mientras leía mis adquisiciones bibliográficas de la semana. Así empecé a disfrutar de Gide y L'immoraliste tanto como de la envolvente prosa de Virginia Woolf en Orlando. El 26 de noviembre demoré más tiempo en la librería. Por azar me entretuve más tiempo en la sección de antologías poéticas. Me detuve en la contemplación absorta de un pequeño volumen editado por el Fondo de Cultura Económica, la Antología breve de Carlos Pellicer (1897-1977), poeta tabasqueño de dulce memoria, a quien recordaba como contemporáneo de Novo por la biografía que de él leía escrita por Carlos Monsiváis. Hojeaba descuidadamente las páginas del libro, más por curiosidad que por interés académico. De pronto, y como un mareo, pasaron ante mis ojos palabras de dulzura sin par:

XIII
Tu amor es el erario inagotable
que costea el país de los poemas.
Viajes a la garganta de los pájaros,
claridad y castillos en el aire.

Fiel a jurarse en sí, la ausencia espía
mi pena de horizonte y de ventana.
Regresan por los montes de mañana
las voces claras de tu lejanía.

Hoy te mando mi voz. El mudo espacio
escultóricamente se arrincona.
Sólo en los ojos queda sangre. Ciñe la casa una cadena de palomas.


Ya no sé caminar sino hacia tí.
Tu ausencia da a mi pie pausas veloces.
Y el pie de nube extiende la extensión
toda oído de piedra y toda voces.

Recinto se llamaba el poema, escrito entre agosto de 1930 y enero de 1931. Es difícil ahondar en lo que sentí poco después de leer los versos. La fría fiscalidad en ellos presente se oponía vigorosamente a lo ilimitado de la palabra inagotable. Todo yo era un embrollo de sentimientos que poco a poco se aclaraban y decidían a favor de un chico entonces en España, con quien ya compartía escarceos y proposiciones (in)decorosas vía comentarios en nuestros blogs. No tardé mucho para decidir que habría de comprar un ejemplar del libro de manera inmediata. En la noche di apropiada cuenta de la selección de poemas entera.


II.

30 de diciembre de 2005. Con mucho el día más feliz de mi vida. Tras un mes de cortejo electrónico, por fin habría de conocer a mi ahora novio. La crónica de ese día quedó archivada en ambos blogs. Con todo, abundaré en detalles hasta ahora más o menos privados. Después de cenar en el restaurante Vips de Madero los transeúntes en la Plaza de la Constitución, ni tan numerosos ni tan gregarios, nos vieron pasar entre nubes de algodón de azúcar que flotaban en el frío de la noche. La iluminación navideña del Zócalo atestiguaba la alegría de dos hombres que habían franqueado un océano y la improbabilidad de la vida misma para conocerse. Regresábamos a nuestra habitación en el Hotel Catedral, a darnos un relajante baño en la tina, juntos. Quitarnos la ropa fue casi un acto ritual. Era la primera vez que ocurrían muchas cosas...

En una de las pausas de la amorosa lucha carnal que duró diecisiete horas, me detuve en seco. Era ya de madrugada, y el eco de los beats del lounge en el Centro Cultural España se apagaba inexorablemente. Encima estaba de él. "¿Qué te pasa?", me dijo con ojos extrañados. Asomaba en ellos resquicios de miedo. "Tu amor es el erario inagotable que costea el país de los poemas. Viajes a la garganta de los pájaros, claridad y castillos en el aire". Por toda respuesta, él sonrió (miedo exorcizado) y me besó. Desde ese día habríamos de entregarnos a una pasión como pocas en la vida.


III.

Al poco tiempo de que mi novio partiera de México en busca de selváticas aventuras, decidí nombrarlo Erario Inagotable. Tal apelativo lo acompañaba en las conversaciones con amigos y en los posts que acompañaban virtudes y soledades. En algún momento del año pasado el Efímero decidió adoptarlo como pseudónimo. A más de un año de conjurar realidades enunciando palabras del amor-otro, el mote Erario Inagotable tiene una historia tras de sí, y un presente -dos hombres que se aman, soberanos de sí mismos y de lo que han construido juntos. Soy de la opinión de que las palabras copulan más que los vivos. Con todo, hacer el amor con él es practicar la más dulce de las filias: siempre se hace uno el sustantivo con la carne. Todo inagotablemente."

4 comments:

Knar said...

Ho My Gosh, que padre historia del Erario Inagotable me gusto jeje hasta creo que suspire :D

M said...

NIE ZU VERGESSEN

Wer dich liebt, wird der glücklichste Mann in der Welt!

Yayo Salva said...

No conocía la historia.Es hermosa. Manu tiene esa sensibilidad profunda y a flor de piel que hace que sus sentimientos se derramen envueltos en poesía íntima. ¡Qué afortunados, los dos!

Sidurti said...

WOw

vaya misterio revelado....
lo dicho, Ustedes dos me dan envida de esa que te deja en un lindo tono semiverdoso amarillento que viene muy ad hoc para la próxima temporada
BEsitos
SIdurti